Isabel Allende combina la realidad con elementos mágicos, creando una atmósfera única. Personajes como Clara del Valle, con su don de la clarividencia, añaden una dimensión espiritual a la historia. Este estilo no solo enriquece la narrativa, sino que también refleja la rica tradición oral y la espiritualidad de la cultura latinoamericana.

La novela refleja las tensiones y cambios radicales en Latinoamérica durante el siglo XX. A través de la familia Trueba, se abordan temas como las desigualdades sociales, la lucha de clases y los regímenes dictatoriales. Personajes como Esteban Trueba y su nieta Alba representan diferentes posturas ideológicas y los conflictos de la época.

A pesar de los conflictos generacionales, la familia es un pilar fundamental en la novela. Los lazos familiares, aunque a veces rotos, unen a los personajes a través del tiempo. La memoria, los secretos y la herencia cultural juegan un papel crucial en la identidad individual y colectiva. La casa, como espacio físico y simbólico, es el epicentro de la historia familiar.